sábado, 3 de abril de 2010

El escritor

de Roman Polanski




















Título original: The ghost writer.

 “El escritor” es una película de corte clásico, con un ritmo narrativo diferente al del cine de evasión actual y con predominio de planos largos, con una cámara que se mueve suavemente y parece no estar ahí (al contrario que el tono “verité” de muchas películas de moda) y con un destacado trabajo de puesta en escena más que de montaje. Estos detalles me parecen importantes porque son marca de estilo y porque alejan esta película de lo que estamos acostumbrados hoy en día.

Evidentemente el planteamiento de la película condiciona su contenido, que es ante todo una propuesta de cine de intriga y suspense. La película a groso modo trata sobre un “negro” (ya sabéis, aquel escritor que escribe las memorias de una figura pública) que es contratado por un primer ministro británico (que recuerda sospechosamente a Tony Blair) para que escriba su vida después de que su negro anterior haya sido encontrado muerto.

Lógicamente sabes desde el mismo comienzo que tienes ante tí una película de intriga e intuyes que el personaje del escritor (Ewan McGregor) lo va a pasar mal, así que desde el principio Polanski juega con ello y recurre a un clima y una atmósfera de intriga que son probablemente lo mejor de la película y que tienen su mérito porque demuestran su extraordinario dominio de la puesta en escena para conseguir el efecto deseado. No obstante, la película tarda muchísimo en arrancar y la primera hora es lenta y te mantiene al acecho de cualquier pista que haga avanzar el argumento sin que realmente éste avance demasiado, lo cual puede ser una losa para algunos espectadores.

Avanzada la película, sí se produce un giro que te reengancha de nuevo, cuando el escritor por fin decide actuar y empieza a investigar por su cuenta En ese momento Polanski da lo mejor de sí y entras en una apasionante historia de intriga política en la que vas atando cabos lentamente hasta que el puzzle queda completo en un fascinante final en el que quedan al descubierto tejemanejes que todos sabemos que deben existir aunque nunca se nos revelan a la gente de a pie  y que está resuelta de manera admirable usando con maestría la cámara, componiendo magníficas tomas, planos secuencia de una gran calidad y aprovechando todas las posibilidades de un formato panorámico que te mete literalmente en los escenarios en los que suceden los acontecimientos y que dan a cada imagen una extraordinaria profundidad, que va a ser crucial en la resolución argumental (ya descubriréis por qué si la veis).

Y como colofón, Polanski nos regala un final de esos de manual de cine primero siguiendo un papel con su cámara, realizando un brillante travelling y después con el efecto contrario, usando la cámara fija, para concluir con un brillante fuera de campo muy efectivo y que te deja pensando sobre lo que has visto mientras la verdad vuela con un golpe de viento.

En definitiva, una película interesante y muy trabajada que sin duda gustará más a quienes les guste un cine más trabajado, con mayores pretensiones artísticas, pero  que puede gustar también a quien le interesen las intrigas políticas y los climas de suspense.

Os la recomiendo.